En la pasada edición de la carrera aprovecharemos los 42 kilómetros que tiene el recorrido para sacar a la calle las representaciones de algunas de las 42 obras más icónicas que alberga el Museo Nacional del Prado. Una acción que contó con el patrocinio de la Fundación Ibercaja, y cuyo fin era amenizar el trazado de la carrera y que en cada ‘mil’ los corredores pudiesen deleitarse con una obra mientras daban zancadas. La representación era también una alegoría del momento de la carrera en el que se encontraba el corredor, que además iba acompañado de una descripción.

A lo largo de la historia de nuestra competición, el Museo del Prado ha tenido una importancia muy destacada, y en esta edición, el edificio que más arte posee por metro cuadrado pudo ver a los miles de finishers conquistar Madrid.

Unir el Bicentenario del Prado con el Maratón nació de la coincidencia de aniversarios muy simbólicos como son los dos siglos de la pinacoteca con los 42 años de la prueba reina del atletismo popular español. Cuarenta y dos kilómetros, cuarenta y dos años. Y ahora, cuarenta y dos obras maestras que construyen un relato de las emociones y sentimientos que experimenta alguien que se atreve con este desafío. Hablar de la motivación con el telón de fondo de un Rubens, o del esfuerzo mostrando un Sísifo de Tiziano es una posibilidad que solo Madrid ofrece. Por eso hemos creado el Maratón con más arte del mundo, donde cada punto kilométrico estaba marcado por una obra o fragmento de la misma.

El arte del Museo del Prado salió a la calle por primera vez para hablar a los ciudadanos y qué mejor manera de hacerlo que acompañando a una ciudad que se vuelca con sus deportistas, combinando el deporte con el disfrute, la cultura con el bienestar, la forma física con el conocimiento. Nunca con más razón como el 27 de abril en Madrid se pudo repetir aquello de ‘Mens sana in corpore Sano’. A disfrutar.